viernes, 4 de marzo de 2011

IDA Y VUELTA


Llegó por primera vez con el mar metido en su maleta. Y cuando la abrió, el aire se impregnó de olor a yodo, a sal, a azul. Enseñó a los niños a bucear en el medio del desierto, a descubrir el tacto de las escamas, las formas de los corales, el lenguaje de las ballenas.Regresó por segunda vez hace una semana llevándose consigo un millón de estrellas escondidas en sus lápices de colores. Y la responsabilidad de ser todos nosotros, de dejar entre las piedras y la arena las huellas de tantos pasos dados, de tantas manos unidas para seguir abriendo cuentos, para seguir contando historias, para no dejar de creer que la cultura es el camino.Se llama Carmenlourdes, es de Mérida y es de ley. Concentra en su mirada ese mar y ese cielo que han motivado sus dos viajes, durante los cuales, ha trabajado sin pausa pero sin prisa, aportando lo mejor de sí misma, recibiendo lo mejor del Sahara.Se cruzará en Barajas con Gonzalo. Ella regresa, él va. Probablemente no se vean en ese cruce aeroportuario, pero se sabrán pasándose el testigo. Gonzalo se lleva la llave que abrirá una nueva puerta, un mañana con futuro. Y, mientras tanto, aquí seguiremos enlazando manos, buscando fórmulas para seguir dejando huellas.Carmenlourdes, Gonzalo: Buen viaje de ida. De vuelta