Foto: Raquel Melero
Trece. Número borrado por quienes creen en supersticiones e indiferente para los que solo lo perciben como cantidad. Pero cuando se escarba entre sus cinco letras y se encuentra el contendido que encierra, todo cambia. Y el trece se llena de tiempo, de experiencias, de trabajo, de fuerzas que se suman, de eslabones de una cadena que, lejos de atar, enlaza tramos de libertad.
Ayer regresaron Mariajo, Marga y Félix. Y con ellos, son trece los voluntarios que han pasado ya por los campamentos desde que, el pasado septiembre, se inaugurara un nuevo año del Bubisher en Smara.
Trece seres humanos enormes que han tenido a bien trabajar por un ideal, una utopía que poco a poco se transforma en realidad. Y que siguen trabajando después de un regreso que siempre es el mismo: las maletas casi vacías, la vida algo más llena.
Porque alimenta mucho ir a una Escuela de Mujeres y percibir su enorme interés por recibir información y formación en temas de salud, autoestima e identidad. Y crece la alegría cuando se regresa en un Land Rover de las dunas, después de haber merendado tortilla de patata mientras un magnífico cuentacuentos dibuja con sus manos un relato sobre el aire y lo ilustra con su voz y su mirada.
Y burbujea en la garganta una emoción imprecisa mientras fluyen las historias a través del kamishibai, durante el tiempo en el que, en las escuelas, los libros se transforman en los protagonistas de cada mañana, en esas noches de velas y poesía en las que el mundo se da la vuelta y el cielo es el mágico suelo que pisamos.
Se está creando una nueva red que no sabe de pantallas, pero que fluye con fuerza a través de los libros, de la música, de las cartas que van y vienen con cálidos abrazos y deseos de compartir. De los ojos que se miran y de las bocas que se hablan. De los recuerdos que trazan líneas sobre las que escribimos la pequeña-gran historia del Bubisher.
Memona, Daryalha, Larossi, Hamida, Bachir, Kabara… Cada regreso trae vuestros nombres envueltos en cariño y admiración, por vuestra hospitalidad, por vuestro trabajo, por estar siempre abiertos a dar, a recibir, a compartir, a ser la llave que abre cada mañana las puertas del Bubisher para salir en busca de un futuro en el que la cultura no sea una promesa sino una realidad.
Ricardo, Ana, Roge, Clara, Raquel, Susana, Aintzane, Lis, Ruth, Marta, Mariajo, Marga, Félix: A los trece, gracias.
domingo, 7 de noviembre de 2010
Día a día, paso a paso.
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5 comentarios:
Leo todo lo que está pasando, y luego leo vuestro blog. Estoy sufriendo por lo que pasa en el campamento de El Aioun, pero creo que la mejor respuesta es la vuestra, seguir dando a los niños y a los jóvenes libros para que sigan creciendo, gracias por todo lo que estais haciendo y que nos da a las familias acogedoras y a todos los españoles de buena voluntad una esperanza en un futuro libre eindependiente para el Sáhara.
Luz.
Hoy mismo decía Mariajo: "Es emocionante ver a los niños llevarse libros a casa. En una sola mañana hicimos más de sesenta nuevos socios y muchos préstamos"
Los libros son nuestra trinchera, las palabras nuestras armas. Solo con ellas se vencerá a la barbarie y se armarán las nuevas generaciones de razones para seguir exigiendo paz y libertad.
"...La poesía es un arma, disparemos"(Celso Emilio FERREIRO)
VENCERÉIS, PERO NO CONVENCERÉIS.
VENCERÉIS PORQUE TENÉIS SOBRADA FUERZA BRUTA,
PERO NO CONVENCERÉIS,
PORQUE CONVENCER SIGNIFICA PERSUADIR.
Y PARA PERSUADIR NECESITÁIS ALGO QUE OS FALTA:
RAZÓN Y DERECHO EN LA LUCHA.
Miguel de Unamuno
Desde la Biblioteca de Las Rozas de Madrid, todo nuestro apoyo y nuestro aliento. Nos sentimos muy unimos a Bubisher a través de las compañeras que han ido este año. Gracias por vuestra labor, que es más válida y útil que ninguna otra. ¡Un abrazo!
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