viernes, 11 de febrero de 2011

MUCHA MAGIA


Martes ocho de febrero. 8.30 de la tarde aproximadamente. Sergio, Ana, Memona, Daryaha y Larossi se encuentran en Protocolo de Smara. Hasta este momento, no se han visto nunca, pero se saben, se reconocen, son conscientes de que algo especial va a suceder.
Unas horas, apenas unas horas, lo justo para quitarse de encima el cansancio, y la sensación de cada uno de ellos confluye en un pensamiento único que se suma, a su vez, al de todos los que hemos vivido esa misma situación.
“Estamos como en casa” decía hoy Sergio “Es como si nos conociéramos de siempre” añadía Memona, jugueteando y riendo a su lado.
Y Daryalha, fascinada: “¡Hemos hecho magia! Han venido todos los niños de la escuela a vernos” Y se reía también de pura felicidad.
Sergio es mago. De su boca fluye un cuento mientras sus manos transforman la realidad. Ana suma al misterio que Sergio provoca, una especial habilidad para hacer que los niños creen, desde la lectura, unos trabajos manuales tan sencillos como bellos. Con poco material, pero con dosis altísimas de imaginación. Y cuando los niños se van a sus jaimas, los cinco se juntan para organizar los nuevos materiales que han llegado. Pero también para reír, para hablar, para intercambiar experiencias de vida.
Mientras tanto, por la radio de Smara se oye hablar a Gonzalo y a Ricardo y suena una y otra vez la palabra Bubisher. Y la gente lo comenta con entusiasmo. Con el orgullo de saberlo suyo. De hacerlo suyo día a día.
¡Vamos al Bubisher! ¡Viene el Bubisher! ¡Me gusta el Bubisher!...Expresiones infantiles que arrancan de nuestro interior fuerza para seguir trabajando por ese derecho que tienen todos los niños a crecer con un cuento en las manos.




3 comentarios:

Anónimo dijo...

Leer esta crónica es, para todos cuantos hemos decidido dedicar parte de nuestras vidas al sueño del Bubisher, la explicación de todo. En las manos de Sergio, en la voz de Ana, en la risa de Memona y el asombro de Daryalha, se abrochan los botones del tiempo, no ha transcurrido ni un segundo desde que cualquiera de nosotros dio el pequeño paso de unirse al vuelo del Bubisher. Puede que haya días de desánimo, puede que a veces nos sintamos mutuamente incomprendidos, puede que la tensión del trabajo haga que a veces nos tiremos los trastos a la cabeza. Puede, porque somos humanos, y porque todos nos equivocamos más a menudo de lo que estamos dispuestos a reconocer. Pero al final, la magia, la palabra, los niños creciendo en su camino por la cultura que un día les hará libres.
Un voluntario duda en estos momentos, mira el calendario y mira su bolsillo. Pues este es el premio: ninguno, y todos los premios del alma.

Anónimo dijo...

Un abrazo especial para Sergio y Ana. Tenía la certeza de que estarías como en casa desde el primer día, porque desde el primer día que hablamos vuestra ilusión me lo decía así. Besos a los dos.
Luisa.

Anónimo dijo...

Desde Soria(Castilla y León,España),un abrazo solidario a Sergio y Ana,sorianos que están haciendo hacer soñar y disfrutar a los niñ@s saharauis.Seguro que también Sergio les enseñará a jugar al voleibol,su padre le metió un montón de balones.