2 de Marzo 2009.
Es lunes por la tarde. No hay cole. Los jueves por la tarde y el viernes (todo el día) tampoco. Un poco de silencio por fin. Bueno, se oye el viento, que esperemos no se convierta en siroco. La casa de Lamira, en la que vivimos, todavía no ha recuperado parte de su muro, derribado por la tormenta de arena y viento de la semana pasada. Una casa con las paredes de adobe, el techo de uralita y llena de coloridas alfombras (como casi todas) nos protege del calor (que ya cae a estas horas) y del aire que lleva la arena por todas las partes. Tita, la perra de la casa, duerme a la sombra, Larosi apoya su cabeza en la almohada e intenta conciliar el sueño. Maima juega con su móvil mientras la calma se adueña de este rato en el que intento sacar algunos segundos para escribir. Otra cosa será luego pasarlo al ordenador, grabarlo, encontrar un ciber que funcione y enviarlo para que lo podáis leer.
En este momento solo los incansables Shaid, Ahmed y Juguija juegan bajo el implacable sol. Para ellos una caricia, claro, porque aguantan estoicamente los 50 grados del verano.
El Bubi descansa en la puerta de nuestra casa en el barrio 2, de la daira chderia, en la wilaya de Smara. Nos quedamos aquí, en el campamento que toma el nombre de la mítica ciudad del Sahara Occidental, hasta el ocho de marzo. Insallah.
Todavía nos quedan los cursos de 3º y 5º de la madrasa (colegio) Castilla La Mancha y los cursos de 3º, 4º y 5º de la madraza Valencia.
Esta mañana hemos aparcado el Bubi en la puerta del colegio Castilla La Mancha, mientras los peques estaban en clase, como sólo trabajamos con el maestro que da las clases en español, no teníamos grupo hasta las 12 h, a última hora. A la hora del recreo todos los alumnos merodean cerca de las paredes del cole y claro, el Bubi iba creando expectación.
Es difícil combinar la emoción y la ansiedad con cierta calma, reposo y un poquito de “orden” para poder disfrutar de los libros. Hacemos lo que podemos. Los peques nos miran y preguntan. Tienen ganas de saber, de mirar, de tocar, de sujetar los libros con sus manos. Hacerles esperar cuesta su trabajo. Por fin, llega la hora de ir a clase. Hacemos una selección de libros y nos vamos para el aula con dos cajas repletas. Cuando llegamos sus ojos son lo mejor. Esa mirada del Sahara que te cala hasta los huesos.
Brahim, el maestro, colabora. Es indispensable que se implique. Los chavales, de 4º de primaria ojean los libros, miran los dibujos, se sorprenden, se ríen, identifican alguna letra (el nivel de habla del español puede ser bueno pero el de lectura prácticamente es nulo en estos cursos), reconocen y aprenden algunos títulos. Hablamos con ellos, les contamos, nos cuentan, imaginamos, cambiamos los libros, aprendemos qué es una biblioteca ... Al final les contamos unos cuentos. Escuchan con emoción. Parece que disfrutan. Se nota en sus caras. A la salida, el maestro comenta con nosotros la actividad y nos pide algo de material. Esto no siempre es así pero hoy tenemos baraka. Antes de irnos, algunas de las niñas, en un castellano perfecto nos dicen que les ha encantado: “lo que hemos hecho hoy nos ha gustado mucho”.
Nos vamos con la sonrisa en los ojos.
Esta tarde intentaremos, si conseguimos escapar de los tés de las familias que vamos conociendo, abrir el Bubi en la daira de Tifariti un ratito. Allí sacaremos las alfombras y montaremos el tenderete de cajas con libros y a modo de mercadillo, leeremos con todos los que se acerquen, en una mezcla de hasania y español.
Leeremos en la hamada y soñaremos juntos mundos mejores.
Chus.
Es lunes por la tarde. No hay cole. Los jueves por la tarde y el viernes (todo el día) tampoco. Un poco de silencio por fin. Bueno, se oye el viento, que esperemos no se convierta en siroco. La casa de Lamira, en la que vivimos, todavía no ha recuperado parte de su muro, derribado por la tormenta de arena y viento de la semana pasada. Una casa con las paredes de adobe, el techo de uralita y llena de coloridas alfombras (como casi todas) nos protege del calor (que ya cae a estas horas) y del aire que lleva la arena por todas las partes. Tita, la perra de la casa, duerme a la sombra, Larosi apoya su cabeza en la almohada e intenta conciliar el sueño. Maima juega con su móvil mientras la calma se adueña de este rato en el que intento sacar algunos segundos para escribir. Otra cosa será luego pasarlo al ordenador, grabarlo, encontrar un ciber que funcione y enviarlo para que lo podáis leer.
En este momento solo los incansables Shaid, Ahmed y Juguija juegan bajo el implacable sol. Para ellos una caricia, claro, porque aguantan estoicamente los 50 grados del verano.
El Bubi descansa en la puerta de nuestra casa en el barrio 2, de la daira chderia, en la wilaya de Smara. Nos quedamos aquí, en el campamento que toma el nombre de la mítica ciudad del Sahara Occidental, hasta el ocho de marzo. Insallah.
Todavía nos quedan los cursos de 3º y 5º de la madrasa (colegio) Castilla La Mancha y los cursos de 3º, 4º y 5º de la madraza Valencia.
Esta mañana hemos aparcado el Bubi en la puerta del colegio Castilla La Mancha, mientras los peques estaban en clase, como sólo trabajamos con el maestro que da las clases en español, no teníamos grupo hasta las 12 h, a última hora. A la hora del recreo todos los alumnos merodean cerca de las paredes del cole y claro, el Bubi iba creando expectación.
Es difícil combinar la emoción y la ansiedad con cierta calma, reposo y un poquito de “orden” para poder disfrutar de los libros. Hacemos lo que podemos. Los peques nos miran y preguntan. Tienen ganas de saber, de mirar, de tocar, de sujetar los libros con sus manos. Hacerles esperar cuesta su trabajo. Por fin, llega la hora de ir a clase. Hacemos una selección de libros y nos vamos para el aula con dos cajas repletas. Cuando llegamos sus ojos son lo mejor. Esa mirada del Sahara que te cala hasta los huesos.
Brahim, el maestro, colabora. Es indispensable que se implique. Los chavales, de 4º de primaria ojean los libros, miran los dibujos, se sorprenden, se ríen, identifican alguna letra (el nivel de habla del español puede ser bueno pero el de lectura prácticamente es nulo en estos cursos), reconocen y aprenden algunos títulos. Hablamos con ellos, les contamos, nos cuentan, imaginamos, cambiamos los libros, aprendemos qué es una biblioteca ... Al final les contamos unos cuentos. Escuchan con emoción. Parece que disfrutan. Se nota en sus caras. A la salida, el maestro comenta con nosotros la actividad y nos pide algo de material. Esto no siempre es así pero hoy tenemos baraka. Antes de irnos, algunas de las niñas, en un castellano perfecto nos dicen que les ha encantado: “lo que hemos hecho hoy nos ha gustado mucho”.
Nos vamos con la sonrisa en los ojos.
Esta tarde intentaremos, si conseguimos escapar de los tés de las familias que vamos conociendo, abrir el Bubi en la daira de Tifariti un ratito. Allí sacaremos las alfombras y montaremos el tenderete de cajas con libros y a modo de mercadillo, leeremos con todos los que se acerquen, en una mezcla de hasania y español.
Leeremos en la hamada y soñaremos juntos mundos mejores.
Chus.
5 comentarios:
Qué prosa. Deliciosa. Impecable. Sigue contándonos cosas de nuestra tierra. Gracias por todo lo que hacéis por el sahara.
Gracias Chus y los demás voluntarios.
Sukram Chus.
Quiero compartir contigo, con vosotros los que teneis la suerte de estar ahora ahí en el Bubi la letra de una canción de Bruce Springsteen.
Working on a dream.
Trabajo por un sueño.
Aquí fuera las noches son largas y los días solitarios.
Pienso en ti y trabajo por un sueño.
Trabajo por un sueño.
La mano que me ha tocado es mala, cariño.
Me enderezo y trabajo por un sueño.
Trabajo por un sueño.
¡Vamos!
Trabajo por un sueño.
Aunque a veces parezca tan lejano.
Trabajo por un sueño.
Y sé que algún día será mío.
Cae fina la lluvia, golpeo con mi martillo.
Mis manos están ásperas por trabajar por un sueño.
Trabajo por un sueño.
¡Vamos1.
Trabajo por un sueño.
Aunque parece que los problemas hayan venido para quedarse.
Trabajo por un sueño.
Pero nuestro amor ahuyentará los problemas.
Perfecto!
Trabajo por un sueño.
Aunque pueda sentirlo tan lejano.
Trabajo por un sueño..
Nuestro amor lo hará real algún día.
El sol se levanta, subo por la escalera.
El nuevo día comienza y trabajo por un sueño.
Trabajo por un sueño.
Trabajo por un sueño.
Trabajo por un sueño.
¡Hey!
Trabajo por un sueño.
Aunque pueda sentirlo tan lejano.
Trabajo por un sueño.
Nuestro amor lo hará real algún día.
Trabajo por un sueño.
Aunque pueda sentirlo tan lejano.
Nuestro amor lo hará real algún día.
Para ti y para todos los que , con amor, haceis posibles los sueños.(Ya verás qué bien suena cuando puedas escucharla...Es preciosa)
Nos ha gustado mucho lo que nos has contado hoy. Sigue contándonos.
A mi y a otros muchos nos pones la sonrisa en los ojos y nos alientas a seguir trabajando por un sueño.
Me has llenado de luz los ojos, Chus. Tu crónica es pura vida, y tu sueño es el nuestro, el de todos los que creemos en las cosas más sencillas y más puras: la verdad y la belleza, que encierran en su seno a otras de nombre más grande, como Libertad y Justicia.
Y qué hermosa la canción de Bruce, Nadira... Seas quien seas, bienvenida al club de los bubisheros.
Gonzalo.
“Lo que hemos hecho hoy nos ha gustado mucho” todo lo dice y a todo le da sentido. La carta de Chus me ha encantado, aunque se me ha hecho casi inabarcable..., cada palabra un mundo: siroco, adobe, miradas, niños, baraka, maestros, hasania, libros, Bubisher...; cada palabra trayendo un recuerdo, de algún que otro problema, de muchas muchísimas ilusiones.
Por cierto, ¡lo de la alfombra, genial!
Besos, aquí... y allí, soñadores todos.
Javi
hacia mucho tiempo que no entraba a veros por flata de tiempo , pero me ha encantado el relato , os doy un fuerte a brazo y lo colgaré si me dejais en el blog
besinos
Publicar un comentario