Alex sentado en la mesa dando color al desierto.
Hola, lo primero es presentarme soy Alejandro unos de los voluntarios que ha participado en este proyecto de llevar ilusiones e imaginación a los niños y adultos de los campamentos de refugiados saharauis. Ya estoy cercano a mi vuelta y no quería irme sin contaros algo de mi experiencia como Bubishero, así como poneros al día de nuestras aventuras desde que Chus se marchó. Menudo tornado de mujer. Ha sido genial compartir mi experiencia con una persona con tanta fuerza y vida como ella.
Bueno supongo que Chus os pondría al corriente de nuestra estancia en el 12 de octubre, pues tras esta increíble experiencia llena de sonrisas de los niños y arena del desierto, en un internado rodeados de nada mas que arena y solo eso; despedimos a Chus, y salimos camino de El Aium. Menudo camino, fueron 2 horas y media de meneíto en el Bubisher, mezclado con un fuerte siroco. Cuando menos se veía y mas perdidos parecía que estábamos Larosi, como siempre, otra vez nos sorprendió, de repente nos encontrábamos con el campamento de El Aium.
Tirsa y yo estábamos un poco inquietos por conocer a la nueva familia, ¿como sería? nos preguntábamos. Al final nos recibieron a pesar del mal tiempo con unas fantásticas sonrisas. Es una familia genial con montón de mujeres y niñas dando vueltas por todos los lados.
Monina es la mujer de la casa y tiene una hija que se llama Dafva. Dafva tiene 13 años y está siempre rodeada de amigas de su edad que más o menos hablan español. En las tardes, cuando abrimos el Bubisher, nos ayudan un montón con los niños, en los ratos libres les encanta venir y de una manera suave pedirnos que les contemos algún cuento de princesas. Me llena verlas sonreír ya que están cercanas a una edad difícil donde tienen que tomar un rol, el rol de mujer saharaui
Tirsa y yo estábamos cansados esa noche, después del viaje y la experiencia en el “12 de octubre”. El viento soplaba fuerte, mirábamos el techo y nos preguntábamos si aguantaría las sacudidas del aire. Nos costó un poco dormirnos pero al final caímos rendidos pensando con ilusión en el siguiente día.
Amanecimos con muchas expectativas pues era la primera vez que el Bubisher estaba en el campamento de El Aium. Nos levantamos con muchas ganas pero el principio fue difícil; había exámenes en el campamento. Después de pelearlo un poco, Larosi consiguió que nos dieran un colegio y sin dudarlo ni un momento salimos disparados hacia allí. No sabíamos lo que íbamos a encontrar pero todo salió genial, conocimos a unos profesores que habían estado en Cuba y con bastantes ganas de facilitarnos las cosas, así que hicimos una buena planificación y ese día y el siguiente hicimos un montón de grupos. Tirsa y yo conseguimos dividirnos y pudimos abarcar mucho más.
Fue emocionante, los niños era la primera vez que escuchaban hablar del Bubisher y estaban muy expectantes, la verdad salió muy bien. Me encantó ver todas esas sonrisas y caritas de ilusión a nuestra marcha, conseguimos aportar un montón de imaginación y alegría y una vez más escuchamos a los niños gritar ¡Bubisher, Bubisher! revoloteando a nuestro lado con entusiasmo.
Para mi la experiencia en este colegio fue especial, pues con unos de los profesores de español tuve muy buena relación y colaboramos juntos en las clases trabajando en algún momento como un pequeño equipo. También me pidió que viera como él daba las clases de español. Para mí, que estudio educación, fue genial pues pude compartir puntos de vista sobre la educación con él. Los dos aprendimos nuevas cosas.
Por las tardes íbamos a jugar al voleibol y me sirvió para integrarme un poquito y conocer ese pequeño fenómeno que es el grupo de saharauis que ellos mismos denominan “Cubanos”, pues han pasado varios años en Cuba estudiando. Les gusta reunirse y hablar de sus cosas. Es muy gracioso escucharlos pues mezclan las dos lenguas, el Hasania y el Español pero con acento y estilo cubano.
Como buenos previsores, en los ratos libres nos acercamos a las asociaciones que hay en el campamento para poder hacer algo esos días que los niños estaban de exámenes, y tuvimos mucha suerte pues en la asociación de discapacitados estuvieron encantados de que fuéramos ha realizar algunas actividades con los alumnos que comprendían desde los 10 hasta los 30 años. Eran unos 30 alumnos y los dividimos en 2 grupos ya que había algunos sordomudos.
Les contamos un cuento de animales, ayudados de traductores y con un montón de expresividad. También lo mezclamos con algo de malabares y les encantó; que cara de ilusión ponían…después todos venían a darnos la mano contentos.
La directora nos invitó a repetir y así lo hicimos, pero esta vez les habíamos preparado un pequeño teatro en el que queríamos que interactuaran. Pensábamos que no iba a ser fácil por los problemas de comunicación, pero… ¡que va! Salió genial, les encantó. Un sol, una mariposa y una flor, los disfrazamos y les hicimos actuar un poco y disfrutaron de lo lindo. Después pintaron unas mariposas y salimos corriendo al patio todos juntos con ellas. La directora nos felicitó diciendo que había visto en sus ojos que se lo estaban pasando muy bien. La verdad, para mí que no tengo mucha experiencia en este campo, fue un momento mágico.
Tirsa tuvo la oportunidad de ir a una escuela de ciegos donde no había muchos alumnos, les contó un cuento con muchos sonidos y ellos le ayudaban.
Otra mañana conseguimos ir a una guardería, gracias a Monina, que trabaja en una. ¡Que caritas de asombro ponían los niños! habría unos 40, divididos en 3 grupos y les contamos unos cuentos ayudados por las profesoras.
Para comunicarnos con ellos utilizamos el lenguaje internacional, el de los gestos. Funcionó muy bien y nos divertimos todos mucho.
Mi experiencia acabó en una escuela de adultos a la que fuimos Tirsa y yo, y alguna tarde en la que abrimos el Bubisher en las dayras, con los niños del barrio. Primero leíamos unos cuentos y mas tarde yo se los contaba, pero a medida que la tarde avanzaba crecía la imaginación de los niños. Dibujabamos, interpretábamos, luchábamos como piratas, a veces también cantábamos y bailábamos o hacíamos malabares…o vete a saber que se les ocurría. Hasta un día nos fuimos todos a pasear en burro, menudas aventuras me montaban.
El ultimo día, como tantos otros, me subí encima de un pequeña duna, cogí un poco de arena y deje que el viento se la llevara poco a poco de mi mano, miré a mi alrededor y observé una vez más un mundo diferente al mío, una cultura diferente y pensé en las personas que dejaba atrás. Una vez más me pregunte ¿Qué tipo de persona sería yo si hubiera nacido y vivido en un campo de refugiados rodeado de arena sin poder elegir?
Varias sensaciones me recorrieron, pero me quedo con la emoción. La emoción de haber podido participar en un proyecto como éste, que consiste en llevarle sonrisas, imaginación, alegría e ilusión a un montón de niños y por qué no, a veces también a los mayores. Y una vez más recordé que en un mundo como este, en el que parece que todo tiene un precio, sigue habiendo cosas que no lo tienen y es ver como todos esos niños sonríen, disfrutan, imaginan y sueñan.
Estoy muy orgulloso de lo que hemos construido juntos, aunque pienso que el principal trabajo sigue estando dentro de nosotros. Somos todos nosotros los que hacemos que las cosas cambien.
Un abrazo, Alejandro Berrio Cuenca.
Bueno supongo que Chus os pondría al corriente de nuestra estancia en el 12 de octubre, pues tras esta increíble experiencia llena de sonrisas de los niños y arena del desierto, en un internado rodeados de nada mas que arena y solo eso; despedimos a Chus, y salimos camino de El Aium. Menudo camino, fueron 2 horas y media de meneíto en el Bubisher, mezclado con un fuerte siroco. Cuando menos se veía y mas perdidos parecía que estábamos Larosi, como siempre, otra vez nos sorprendió, de repente nos encontrábamos con el campamento de El Aium.
Tirsa y yo estábamos un poco inquietos por conocer a la nueva familia, ¿como sería? nos preguntábamos. Al final nos recibieron a pesar del mal tiempo con unas fantásticas sonrisas. Es una familia genial con montón de mujeres y niñas dando vueltas por todos los lados.
Monina es la mujer de la casa y tiene una hija que se llama Dafva. Dafva tiene 13 años y está siempre rodeada de amigas de su edad que más o menos hablan español. En las tardes, cuando abrimos el Bubisher, nos ayudan un montón con los niños, en los ratos libres les encanta venir y de una manera suave pedirnos que les contemos algún cuento de princesas. Me llena verlas sonreír ya que están cercanas a una edad difícil donde tienen que tomar un rol, el rol de mujer saharaui
Tirsa y yo estábamos cansados esa noche, después del viaje y la experiencia en el “12 de octubre”. El viento soplaba fuerte, mirábamos el techo y nos preguntábamos si aguantaría las sacudidas del aire. Nos costó un poco dormirnos pero al final caímos rendidos pensando con ilusión en el siguiente día.
Amanecimos con muchas expectativas pues era la primera vez que el Bubisher estaba en el campamento de El Aium. Nos levantamos con muchas ganas pero el principio fue difícil; había exámenes en el campamento. Después de pelearlo un poco, Larosi consiguió que nos dieran un colegio y sin dudarlo ni un momento salimos disparados hacia allí. No sabíamos lo que íbamos a encontrar pero todo salió genial, conocimos a unos profesores que habían estado en Cuba y con bastantes ganas de facilitarnos las cosas, así que hicimos una buena planificación y ese día y el siguiente hicimos un montón de grupos. Tirsa y yo conseguimos dividirnos y pudimos abarcar mucho más.
Fue emocionante, los niños era la primera vez que escuchaban hablar del Bubisher y estaban muy expectantes, la verdad salió muy bien. Me encantó ver todas esas sonrisas y caritas de ilusión a nuestra marcha, conseguimos aportar un montón de imaginación y alegría y una vez más escuchamos a los niños gritar ¡Bubisher, Bubisher! revoloteando a nuestro lado con entusiasmo.
Para mi la experiencia en este colegio fue especial, pues con unos de los profesores de español tuve muy buena relación y colaboramos juntos en las clases trabajando en algún momento como un pequeño equipo. También me pidió que viera como él daba las clases de español. Para mí, que estudio educación, fue genial pues pude compartir puntos de vista sobre la educación con él. Los dos aprendimos nuevas cosas.
Por las tardes íbamos a jugar al voleibol y me sirvió para integrarme un poquito y conocer ese pequeño fenómeno que es el grupo de saharauis que ellos mismos denominan “Cubanos”, pues han pasado varios años en Cuba estudiando. Les gusta reunirse y hablar de sus cosas. Es muy gracioso escucharlos pues mezclan las dos lenguas, el Hasania y el Español pero con acento y estilo cubano.
Como buenos previsores, en los ratos libres nos acercamos a las asociaciones que hay en el campamento para poder hacer algo esos días que los niños estaban de exámenes, y tuvimos mucha suerte pues en la asociación de discapacitados estuvieron encantados de que fuéramos ha realizar algunas actividades con los alumnos que comprendían desde los 10 hasta los 30 años. Eran unos 30 alumnos y los dividimos en 2 grupos ya que había algunos sordomudos.
Les contamos un cuento de animales, ayudados de traductores y con un montón de expresividad. También lo mezclamos con algo de malabares y les encantó; que cara de ilusión ponían…después todos venían a darnos la mano contentos.
La directora nos invitó a repetir y así lo hicimos, pero esta vez les habíamos preparado un pequeño teatro en el que queríamos que interactuaran. Pensábamos que no iba a ser fácil por los problemas de comunicación, pero… ¡que va! Salió genial, les encantó. Un sol, una mariposa y una flor, los disfrazamos y les hicimos actuar un poco y disfrutaron de lo lindo. Después pintaron unas mariposas y salimos corriendo al patio todos juntos con ellas. La directora nos felicitó diciendo que había visto en sus ojos que se lo estaban pasando muy bien. La verdad, para mí que no tengo mucha experiencia en este campo, fue un momento mágico.
Tirsa tuvo la oportunidad de ir a una escuela de ciegos donde no había muchos alumnos, les contó un cuento con muchos sonidos y ellos le ayudaban.
Otra mañana conseguimos ir a una guardería, gracias a Monina, que trabaja en una. ¡Que caritas de asombro ponían los niños! habría unos 40, divididos en 3 grupos y les contamos unos cuentos ayudados por las profesoras.
Para comunicarnos con ellos utilizamos el lenguaje internacional, el de los gestos. Funcionó muy bien y nos divertimos todos mucho.
Mi experiencia acabó en una escuela de adultos a la que fuimos Tirsa y yo, y alguna tarde en la que abrimos el Bubisher en las dayras, con los niños del barrio. Primero leíamos unos cuentos y mas tarde yo se los contaba, pero a medida que la tarde avanzaba crecía la imaginación de los niños. Dibujabamos, interpretábamos, luchábamos como piratas, a veces también cantábamos y bailábamos o hacíamos malabares…o vete a saber que se les ocurría. Hasta un día nos fuimos todos a pasear en burro, menudas aventuras me montaban.
El ultimo día, como tantos otros, me subí encima de un pequeña duna, cogí un poco de arena y deje que el viento se la llevara poco a poco de mi mano, miré a mi alrededor y observé una vez más un mundo diferente al mío, una cultura diferente y pensé en las personas que dejaba atrás. Una vez más me pregunte ¿Qué tipo de persona sería yo si hubiera nacido y vivido en un campo de refugiados rodeado de arena sin poder elegir?
Varias sensaciones me recorrieron, pero me quedo con la emoción. La emoción de haber podido participar en un proyecto como éste, que consiste en llevarle sonrisas, imaginación, alegría e ilusión a un montón de niños y por qué no, a veces también a los mayores. Y una vez más recordé que en un mundo como este, en el que parece que todo tiene un precio, sigue habiendo cosas que no lo tienen y es ver como todos esos niños sonríen, disfrutan, imaginan y sueñan.
Estoy muy orgulloso de lo que hemos construido juntos, aunque pienso que el principal trabajo sigue estando dentro de nosotros. Somos todos nosotros los que hacemos que las cosas cambien.
Un abrazo, Alejandro Berrio Cuenca.
10 comentarios:
Qué delicia de crónica, Alex. Una vez más, sobredosis de emoción. Tu momento en la duna me ha recordado el poema de Limam (Limam, juía, dinos cómo es), "Ramos de tempestad" ("El niño regala lo único que tiene, un ramo de tempestad...")
Improvisamos, arriesgamos, tiramos los dados, y siguen saliendo seises dobles, turno tras turno...
¡Gracias, Alex!
Gonzalo
Alex, compartí solo unos minutos contigo en el 27, pero suficientes para percibir en tu cara y en tus palabras la expresión de alguien que se lleva mucho más de lo que ha dejado... Y lo que has dejado es mucho.
Un abrazo,
Elena
Paciencia y entusiasmo en la vuelta Alex. Por fin has escrito y has puesto palabras a muchas de las sensaciones vividas. Gracias. Estás hecho todo un pirata malabares.
" Qué delicia de crónica...Una vez más sobredosis de emoción...Improvisamos, arriesgamos, tiramos los dados y siguen saliendo seises dobles, turno tras turno..."
SERENDIPIA!!!!
Una serendipia es un descubrimiento científico afortunado e inesperado que se ha realizado accidentalmente. Se puede denominar así también la casualidad, coincidencia o accidente.
La historia de la ciencia está llena de serendipias. El propio Einstein reconoce esta cualidad en algunosa hallazgos.
La penicilina, las sulfamidas, las cefalosporinas fueron descubiertas por accidente. Una manzana cayó al suelo a los pies de Newton y le dió la primera idea de la gravitación universal.
También existen casos de serendipias en obras literarias, cuando un autor escribe sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época y se demuestra posteriormente que eso existe tal y como lo definió el escritor, con los mismos detalles.
Y por supuesto, también se dan serendipias en la vida.Circunstancias ocasionales que, sin saber cómo, unen a personas excepcionales, muy diversas en la defensa de una causa. De un sueño. De una sociedad mejor, más justa y más libre.
Tengo la inmensa suerte de acercarme a la defensa colectiva y compartida de ese sueño a través de estas páginas.
Quiero terminar este pequeño texto con una pregunta: ¿Sabéis que tienen en común la penicilina, Chus, los tornados, Alex, los manuscritos del mar muerto, Gonzalo, las famosísimas notas post-it, Luisa, el cierre velcro, Javi , la dinamita ....y otros muchos bubisheros y amigos del Bubi? ...
La serendipia. Es decir, todas estas cosas y muchas más en la historia que hacen nuestra vida mejor, más conveniente, placentera, sabia, saludable, libre e interesante.
Enhorabuena, ánimo y SERENDIPITY!!!!
Se me ha olvidado firmar mi comentario. De nuevo SERENDIPITY!!!
Nadira
Tu aparición por aquí si que es Serendipia, con cada comentario nos enseñas.
Gracias Nadira, y a ver si un día te subes al bubi.
Ay, misteriosa Nadira... qué cosas tan bonitas escribes. Por cierto, Palma me acaba de llevar por teléfono hasta las fotos de Luisa, para "A por el mar". Preciosas, Luisa. La de Lamina saliendo del agua, decía Palma, es una de esas fotos que hay que pensar desde la mente de otra niña del mujayam que no haya visto aún el mar. Y aunque ya lo haya visto. Se me ocurre ahora mismo, por cierto, que se les podrá pedir a todos los niños que cojan una foto de ellos en la playa para ponerla en un gran corcho. Y como esto es una tormenta de ideas, cuidado, porque allí hay algunos fundamentalistas que pondrán el grito en el cielo si ven fotos de niñas en traje de baño. Así que fotos de playa...
Nadira, sí, súbete al Bubi, pero dinos quien eres, por favor...
que guay alex, ya nos contaras mas a la vuelta!!!
Irene
Si, soy consciente de lo de los fundamentalistas, la de Lamina fue la 1º que subi de prueba. No la voy a utilizar. Pero habrá más playa, estas son sólo el comienzo.
hola desearia ponerme en contacto con Alex mi correo es ches-ladariam@hotmail.com soy una amiga de la infancia ... un saludo espero se lo hagais llegar
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