Y con él, crecerá toda una generación de niños para quienes los cuentos ya no serán algo lejano, ni la biblioteca una palabra inexistente, ni leer un verbo raro. Y seguirá creciendo una generación de jóvenes que buscarán respuestas en los libros y en los libros hallarán nuevas preguntas. Y, con ellos, hombres y mujeres de todas las edades tendrán la oportunidad de llevarse a su jaima historias que transcurren en tiempos remotos o tal vez futuros o, quizás, en el mismo periodo de vida que les ha tocado vivir.
Y buscarán en los diccionarios nuevas palabras y en los atlas, lugares lejanos. Y saldrán de dudas abriendo libros de consulta y podrán saciar su curiosidad buscando en libros curiosos.
Pero sobre todo, encontrarán un equipo humano que les asesorará, les atenderá gustosamente, les informará de cuantas novedades vayan surgiendo, les sugerirá lecturas y les animará a seguir participando en la aventura de leer. Y todo, con su mejor sonrisa, esa sonrisa saharaui por todos conocida y que se dibuja tanto en la boca como en la mirada.
La biblioteca pública de Smara, Nido del Bubisher, será un lugar de encuentro en el que se podrá asistir a una sesión de cineforum, formar parte de un club de lectura, participar de una tertulia literaria, escuchar a un cuentacuentos… Será un lugar de sosiego en el que siempre habrá un rincón para la lectura individual y hacia adentro, para compartir un rato de soledad con un libro.
Será un espacio diseñado para crecer, en profundidad, a lo largo y a lo ancho de la cultura.
Físicamente, ya casi es. El equipo humano que la dinamizará ya está preparado para su puesta en marcha. El resto depende de todos los que ponen en esta hermosa locura su grano de arena.
Ese niño (que es la imagen de todos los niños: los que fueron, los que son y los que serán) cuenta contigo para que su biblioteca se llene de contenido. Para poder crecer con un cuento entre las manos.
4 comentarios:
Cuanto más os veo crecer más segura estoy de que elegisteis el mejor camino para ser solidarios con el Sahara, porque no hay mejor receptor de la solidaridad que los niños saharauis, los nietos de quienes vieron como se les arrebataba su tierra en aquel aciago año 1976, en el que perdieron muchas cosas, pero sobre todo perdieron el futuro de sus hijos. Al silencio cómplice de los gobiernos y la ONU se responde así, dando herramientas a niños y jóvenes para construir su propia vida, y por eso me siento orgullosa de ser una de las que ponen ese granito de arena con mi cuota de socia, y quien sabe si pronto también como voluntaria. Por todo eso gracias por hacer, por sembrar, por construir con tanta generosidad. En nombre de todos quienes amamos al Sahara y a los saharauis.
Un abrazo enorme..nunca estuve en una jaima (espero solucionar eso) pero vosotros me llevais a ellas.
¡Ahí te espero, Momo! Yo creo que el misterio de que no nos hayamos logrado ver nunca reside ahí: es una cita del destino en el Nido...
G.
Que biennnn, yo creo en el destino y en gente como vosotros.
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