viernes, 23 de octubre de 2009

¿QUÉ LLEVAN DENTRO?


¿QUÉ LLEVAN DENTRO?


Es un gran misterio. Los científicos y la población en general lo tienen muy claro, pero no han probado a mirar “dentro” de verdad. Estoy hablando de las jorobas. En el mundo hay muchas jorobas, incluso existe la ballena jorobada. Yo quiero hablaros de las jorobas de los camellos, y de los camellos del Sahara en particular. Bueno, en realidad me voy a referir en todo momento a los camellos que hay en los campamentos de refugiados saharauis de Argelia, que son los que más conozco.

Dicen que estos camellos llevan en sus jorobas una reserva indispensable para sobrevivir en este medio inhóspito y no les falta razón. En este medio escasea de todo para la gente que allí vive  y lo peor es que no les ha quedado más remedio que aguantarse ya que no están allí porque quieren….

Estos animales merodean tranquilamente por esa zona ajenos a todo lo que ocurre a su alrededor, o eso parece. Los pastores llevan los rebaños de camellos de un lado para otro buscando algo de pasto. A veces también puedes encontrártelos encerrados en pequeños cercos de alambre al lado de una jaima o incluso dentro de ella.

A mí, estos animales me fascinan. Tienen una figura impresionante, con unas patas muy largas, un cuello de cisne y una cabeza indescriptible… como si fueran los primos feos de las jirafas.  Por otro lado, está su capacidad de supervivencia y su dureza. Dicen que pueden aguantar muchos días en el desierto sin beber. También son muy importantes para la gente que vive por ahí, ya que les puede servir como medio de transporte (cuando se les estropea el Land Rover) y también para consumir su carne o su leche o utilizar su piel como abrigo en las frías y

 estrelladas noches.

Pero yo quería hablaros de eso que tienen en la espalda ¿alguna vez os habéis fijado?, ¡Qué extraño! A todos nos gustaría tener un visor de rayos X para ver con detalle lo que pasa ahí dentro. Es emocionante. Sea lo que sea, lo llevan en secreto.

Una vez, visitando una escuela en los campamentos, vi el dibujo que hizo una niña en los folios que les repartí. En el dibujo había un camello bien grande, un poco gordo y sonriente. Lo que más me llamó la atención fue cómo había pintado la joroba. El camello estaba muy bien coloreado de color marrón, pero esta niña había pintado la joroba con muchos colores, 

muchos más de los que suelen utilizar cuando pintan la bandera o la jaima. Esto me extrañó mucho y le pregunté. “Es lo que lleva dentro”, me dijo. Entonces, la niña me regaló una amplia sonrisa desdentada que me hizo comprender algo muy importante.

¿Lo que lleva dentro?, ¿qué quería decir con eso?, ¿a qué venían tantos colores?, ¿por qué sonrió tanto?, ¿por qué los niños saharauis en general sonríen tanto con la situación tan complicada que están viviendo? Debe de ser que ellos ven algo que los mayores no podemos ver, o algo que hemos olvidado cómo se mira.

¡Entonces es verdad!, a los científicos y a la mayor parte de la humanidad nos les falta razón. Como he dicho al principio, los camellos llevan a sus espaldas una reserva indispensable para sobrevivir en este medio inhóspito. Los niños se dan cuenta perfectamente de que en su interior, las jorobas tienen muchos colores que se traducen en ilusión, esperanza, alegría, amor,…. Y esto es lo que más necesitan estas personas para sobrevivir en este medio. Y ahora no estoy hablando ni del calor, ni de la falta de agua. Estoy hablando de las emociones y los sentimientos de un pueblo que fue expulsado de su país a la fuerza hace unos 30 años.

¿Cómo ha conseguido esta gente sobrevivir tanto tiempo en estas condiciones? Todo ha sido gracias a la reserva de colores que llevan dentro las jorobas y gracias a los niños que pueden verlos. Ellos son el tesoro más importante en los campamentos. La alegría de los niños siempre ha sido contagiosa en todas las culturas y creo que los adultos lo saben.

Quizás con una buena educación en las escuelas, consigamos que algún día este pueblo alcance su sueño.

Nando


1 comentarios:

Bubisher dijo...

Una preciosa reflexión, Nando. Gracias.
G.