El 27 de abril de 2007, en las III Jornadas Aragonesas de Bibliotecas, Promoción de la Lectura y la Escritura organizadas en Ballobar, Carmen Carramiñana me presentó a Gonzalo. En la charla que mantuvimos me comentó que estaba luchando por llevar un bibliobús al Sáhara para contarles cuentos a los niños y niñas de los campamentos. Por aquel entonces yo tenía un sueño: ser maestro. También por aquel entonces había empezado a hacer de cuentacuentos en algún colegio, maratón o fiestas infantiles y me pareció un hermoso sueño poder conocer la situación del pueblo saharaui y llevar un poco de esperanza regalándoles historias en forma de cuentos.
Hoy, exactamente dos años después, los dos sueños se han cumplido y aquí estoy delante del ordenador escribiendo mi relato para animar a la gente que lo lea de que su sueño de ser voluntario en este proyecto es posible. Podría describir todas las situaciones que he vivido, todas las cosas que me han llamado la atención, los rituales de té, las fantásticas conversaciones con Ahmed “el rubio”, las actividades que hemos realizado con mis compañeros de viaje a los niños y niñas en las escuelas, las tardes con el Bubisher en las distintas dairas o la relación con la familia que nos acogió, pero creo que es más importante que los voluntarios que vuelen hacia ese sueño hecho realidad lo descubran por sí mismos, lo disfruten a su manera y propaguen el virus para que este proyecto tenga fuerza suficiente para aguantar, por lo menos, hasta que el pueblo saharaui vuelva a su tierra.
Solamente me gustaría contar algo que allí me sucedió, algo que a alguien le puede parecer de mal gusto pero que a mí me pareció una señal, mejor dicho un guiño, del Bubisher. De todos es sabido que, antes o después, nuestro cuerpo no es inmune a las diarreas y que hemos de pasar por la situación de visitar ese agujero aprisa y varias veces. En una de ésas levante la vista y colgada del techo había una bolsa de plástico, destinada a guardar los papeles recién utilizados, de la Librería Anónima de Huesca. Quise pensar que la magia del Bubisher convirtió el desagradable momento en el que me encontraba en una situación literaria, y no pude más que sonreír.
Iñaki Lasaosa, integrante del grupo de voluntarios de Huesca
5 comentarios:
Yo la llamo "la venganza de Al-lah" y suele darme al regreso, gracias a los dioses, porque si por la noche tuviera que visitar el "agujero negro" con toda la fauna que pulula por allí me muero.
Por cierto Ahmed es un gran tipo.
Un saludo, bubisheros.
Los sueños se siembran. A veces las semillas se secan sin germinar, a veces crecen poco, otras mucho, y en algunas ocasiones crecen tanto como creció Iñaki. Por fuera y por dentro. Y de ese sueño salieron los de otros cinco voluntarios. ¿Cuántos sueños sembraréis ahora vosotros? En otros voluntarios, en los niños de todas las escuelas del Sáhara que visitásteis...
!Qué bonita puede ser la vida, aunque se viva con diarrea!
Gonzalo
What little building is that in the photo?!
stedawa, I think the W.C.
My english is very, very bad. Excuse me.
Regards.
Yes of course, this place is the sahara's Toilette. Very, very confortable...
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